sábado, 26 de septiembre de 2015

academia


EDUCANDO EN TIEMPOS DE MODERNIDAD LIQUIDA

La civilización desde el punto de vista filosófico ha pasado por múltiples etapas, determinadas por las circunstancias cotidianas en que se desarrolla, de allí que a través de los tiempos se ha reflexionado sobre el Ser y el hacer humano. Hay aspectos internos que se mantienen intactos porque corresponden a la esencia del ser, no obstante los aspectos sociales determinan los modos de ver, hacer y sentir del ser humano, por tanto al cambiar estos aspectos, necesariamente se genera un ser humano distinto.
La evolución de la humanidad da cuenta de ello desde la prehistoria, donde la meta era sobrevivir, protegerse de los peligros externos y conseguir alimentarse; pasando por todo el mundo antiguo, época de esplendor en la que se produjeron grandes avances que se vieron reflejados en su modo de vivir, no es fortuito los aportes científicos y fundamentalmente filosóficos, que aún hoy siguen vigente o bien fueron punto de partida para desarrollo posterior. En los albores de la edad media la humanidad se vio determinada por una dirección: el cristianismo, que se convirtió en el centro del mundo (teocéntrico); en respuesta de ello surge el renacimiento, época que se caracterizó por centrarse en el ser humano (antropocéntrico) lo que da inicio a la denominada edad moderna cuyas características se destaca por el aporte decidido en la ciencia y la tecnología, esto cambia ostensiblemente los modos de vivir. Así los cambios no paran, la humanidad se ve trazada por evoluciones substanciales, con la revolución francesa y más aún con la revolución industrial que efectivamente marca una radical y novedosa transformación pues con ella nace el capitalismo, forma de existencia de los últimos tiempos.
Con este rápido paseo por las etapas de la historia, en la que hay muchas y contradictorias visiones según los historiadores, queremos demostrar que la visión del ser humano cambia con sus circunstancias.
Pero efectivamente en pleno siglo XXI la humanidad se enfrenta comparativamente con condiciones de vida para el confort del cuerpo, distintas absolutamente a sus antepasados históricos, obviamente esta época se le presenta extraordinariamente más cómoda pues no se enfrenta a los trabajos forzados de antaño, la tecnología se ha dedicado a facilitar las cosas desde las macro (grandes industrias para la producción) hasta las más cotidianas (electrodomésticos) todo esto gracias a la revolución industrial y sus implicaciones en el resto del sistema. Paralelamente esto le proporciona otros asuntos, digamos filosóficos, que enfrentar.
Por ello han surgido filósofos que interpretan esta realidad con diferentes matices, en esta oportunidad nos centraremos en el pensamiento de Zigmund Bauman filósofo, sociólogo y ensayista polaco de origen judío, Premio Príncipe de Asturias de comunicación y humanidades en 2010 compartido con el sociólogo Alain Touraine. De Bauman vamos a considerar su pensamiento, pero muy especialmente su obra “Modernidad Líquida” publicada en 2000 con posteriores ediciones.
Bauman intenta interpretar el ser humano hoy, para ello usó una hermosa y pedagógica metáfora: modernidad líquida con la que pretende significar que hoy día la cotidianidad se caracteriza por lo fluido, por lo cambiante, por el perpetuo movimiento, por lo consumista y banal, por lo acomodaticia quizás que resulta el relacionamiento humano en las diferentes esferas; para ello establece un punto de comparación con la sociedad producto de la revolución industrial/capitalismo, a la que denomina modernidad sólida, metáfora también con la que identifica las tres décadas posteriores a la segunda guerra mundial, de continuo y prospero desarrollo donde el objetivo era el “estado de bienestar“ proporcionado por la acumulación de capitales, el logro de grandes proyectos, entre otros. Esto precisamente luego provoca el desenfrenado desarrollo tecnológico que genera a su vez consumismo; lo que hoy define como modernidad líquida, incluso que ya pasó de la fase ultralíquida a la gaseosa; aquí hay relación con lo que Peter Sloterdijk filósofo alemán plantea en relación a su trilogía “Esferas”.
Esta etapa de lo fluido, se genera primordialmente a raíz del capitalismo en su fase de consumismo, donde el ser no se define por lo que hace, sino por lo que consume; esto arraigado en la extrema individualización y la importancia del cuerpo y sus sensaciones, en atención a proveerse los placeres “hoy” “ahora” la supremacía del cuerpo, lo que también convierte el vínculo del amor en algo fluido pues al romper las instituciones o los patrones “sólidos”, el matrimonio tiene la misma suerte; el compromiso ya no esta dado por “…hasta que la muerte los separe” sino más bien, hasta que la relación satisfaga, por lo que también el amor se convierte en un objeto de consumo pues las relaciones están signadas por los beneficios que generan, por lo que siempre se esta dispuesto a abandonar lealdades y relaciones duraderas, aquí se demuestra que la esfera comercial lo filtra todo. De allí que también se refiera a “desechos humanos” caracterizando a los desempleados, que para la modernidad sólida era una reserva para el trabajo activo y que en la modernidad líquida se convierte en innecesaria, a la luz de la automatización de los procesos, ahora manejados a través de sistemas informáticos; en este punto le resta vigencia a la teoría crítica cuyo principal objetivo era defender la autonomía humana, pues esta respondía a los procesos del capitalismo sólido; ya que también considera que hoy estamos ante la presencia de un capitalismo liviano. Caracteriza el capitalismo sólido usando el ejemplo del fordismo, basado en los procesos y sistemas generados por Henry Ford (industria automotriz), mundo de reglas, rutinas, dirigidas por otros, el capitalismo liviano es más amistoso con los consumidores precisamente para que sigan siendo consumidores, este capitalismo lo ilustra con fortunas como la de Bill Gates que no pretenden trascender en los tiempos pues responden fundamentalmente a hechos circunstanciales.
Todas estas premisas se mueven entre la emancipación y la individualización. Siendo la emancipación un proceso de aparente libertad de elección del ser humano, que en época del consumismo se ve reducido al campo de elección del objeto consumido, no del consumo en sí; para que esto sea así necesariamente debe estar acompañado de la individualización lo que a su vez enfrenta el SER a sus miedos en el binomio seguridad-libertad.
En la obra de Bauman hay un planteamiento por demás interesante en torno a la globalización, lo que denomina “Reglas globales” , pues con el desarrollo global del capital, las relaciones de poder han variado, el poder está siendo manejado por las multinacionales que detentan el capital en detrimento de los estados-nación, los gobiernos se convierten en servidores de los intereses capitalistas y los que no ceden a estas presiones son sometidos a escarmientos que le pueden acarrear graves consecuencias, estos capitales buscan en el común de los casos dictaminar las reglas amparadas en la libertad del mercado (neoliberalismo), por tanto los estados que pretenden proteger su población ante estos son objeto de sanciones internacionales. Esto genera mucha incertidumbre, lo que es más, Bauman piensa que el capitalismo es mutante y aunque en ocasiones parezca a punto de desvanecerse predice que se transformará y retomará sus fuerzas, por lo que no es un sistema que caducará en poco tiempo.
Además profundiza en torno a los conceptos de nacionalismo y patriotismo, considerando nacionalismo como una manera de excluir dado que “…. No es como nosotros” lo que con solo un pequeño repaso de la historia podemos constatar, ha generado movimientos terribles amparados en el nacionalismo, visiones ampliamente sesgadas. En este mismo orden de ideas esta lo comunitario, concebido en los tiempos líquidos como una manera de aislamiento hacia espacios más tranquilos pues hoy los peligros están dentro de las ciudades, a diferencia de las ciudades de antaño. La individualización contradice lo comunitario, o más bien, se reclasifica lo comunitario.
Estamos reflexionando sobre procesos de cambio de 50 años e incluso menos, por lo que de algún modo las instituciones irremediablemente involucradas en esos cambios aún tardan en reaccionar; pero estamos ante la presencia de nuevas formas de hacer las cosas, Bauman se plantea la desaparición del Estado como esta concebido hoy pues cada vez detenta menos poder ante los poderes globales, incluso percibe que son organizaciones de carácter civil las que van a asumir las competencias que hoy tiene el Estado; es cada vez más común poner en tela de juicio la idoneidad no sólo de las instituciones del Estado, sino también el resto de las instituciones que han marcado el modus vivendi de la modernidad sólida: trabajo, matrimonio-familia, entre otras. Actualmente el trabajo se percibe como una experiencia cambiante y no sólo para conseguir el sustento; así el binomio matrimonio-familia no es la premisa de vida de décadas atrás pues son cada vez más las personas que huyen del compromiso que esta representa, estableciendo otra forma de vida. Vale destacar que Bauman solo pretende describir una realidad, nuestra realidad actual.
Bauman también hace referencia en su obra a la educación en la modernidad líquida cuando efectivamente tenemos por ejemplo el gran maestro en la web, maestro al que se le pregunta más veces que al de la academia. Ahora bien, la educación tanto informal como la formal-académica al ser un proceso que incide en el ser humano y este a su vez en la sociedad, necesita estudiar, analizar y procesar los planteamientos de Bauman para interpretar el ser humano de hoy, adaptar los sistemas y procesos educativos para poder incidir en esta realidad.
Efectivamente el binomio docente- estudiante en cualquiera de sus niveles, tiene a su disposición los adelantos tecnológicos, las incertidumbres y los miedos que le presenta la modernidad líquida; pero además el sistema educativo como tal debe revisarse profundamente de cara a esta realidad, para que pueda ajustarse a esos cambios y darle respuesta a los mismos. La educación como hecho social no esta aislada, muy por el contrario representa esos cambios y esta llamada a ser la vanguardia en los mismos.
Hoy la educación debe tener en cuenta que se ocupa de un ser que siente de manera cada vez más individual cuyos valores también parten de lo que ‘me satisface’ y que por tanto están sujetos a esa ética, enseñar-aprender para contribuir con ese Ser o para hacerlo distinto, el reto permanente que se plantea la educación: dejarse llevar o construir un nuevo destino? Para ello es fundamental un docente preparado, permanentemente actualizado para que actúe desde el conocimiento y no solo a través de la intuición; así también se requiere de currículos e instituciones que respondan a esta realidad.
Desde el pensamiento de Bauman la educación tiene tres grandes retos:
  1. Armonizar la relación maestro-alumno.
  2. Tratar con la ingente cantidad de información.
  3. Convivir con la tiranía del momento.
El maestro, como guía del proceso tiene la responsabilidad de manejar la situación, en primera instancia las relaciones pedagógicas se plantean diametralmente distintas, hoy más que antes se debe partir de las teorías de aprendizaje para establecer procesos que enamoren a los estudiantes, desde sus particularidades; eso implica el fin de la educación meramente conductista, establecer concluyentemente la educación basada en el constructivismo y orientada cada vez más al conectivismo. La información, adecuada o no, es el pan diario por lo que esa información debe tenerla el maestro para tratarla, manejarla y usarla en sus propósitos educativos, muchos filósofos levantan las consignas de un adiós a la verdad, esto debido a la relatividad de hechos y circunstancias, efectivamente hoy todo se juzga, de todo se duda, por lo que las verdades universales están en entredicho, nos encontramos ante ‘verdades fluidas’, ante este ir y venir de información se requiere de un docente que conduzca en el discernimiento y procesamiento de esa información; ello contempla la necesidad del ‘aprendizaje permanente’ debido a lo cambiante de la sociedad.
La instantaneidad de la modernidad líquida dificulta la proyección a largo plazo y la educación es un proceso cuyos resultados se aprecian a largo plazo, por lo que el reto de convivir con la tiranía del momento no se resume en salir ileso del enfrentamiento diario, sino más bien en proyectar un futuro distinto con los elementos del momento.
Para Bauman la función de la universidad es fomentar la emancipación de los estudiantes proporcionándoles las habilidades y conocimientos, así como establecer un nexo de unión con la sociedad adulta y más explícitamente con el mundo empresarial.
Para la realidad nuestra, además de esto, la universidad debe formar a un ciudadano, con el sentido social que esta denominación implica, que sea capaz de resistirse al consumismo y se plantee la emancipación productiva y tecnológica para contribuir verdaderamente al mundo multipolar, construyendo sociedades más autosustentables. Se dice sencillo pero es casi un ideal en un mundo cada vez más facilista, instantáneo y globalizado. No obstante los que participamos en el sistema educativo, a sabiendas que es una tarea titánica contra grandes monstruos, apelamos al poder de la conciencia y el instinto de sobrevivencia.

Gumercinda Hidalgo
C.I. 10.637.918

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