USTEDES
EMBELLECEN EL ALMA DE LOS ATENIENSES
Pericles,
Magistrado griego quien marcó el siglo V a.c.
en una ocasión reunió a todos los genios, artistas, hombres productivos
de Atenas, una vez reunidos notó que faltaban los pedagogos y mandó a
llamarlos. Cuando llegaron les dijo: faltaban ustedes que tienen la misión más
importante de todas la de transformar
pues Ustedes embellecen el alma de los
atenienses.
Esta
parábola encierra un gran significado, en principio rinde honor a la alta labor
que desempeñan los maestros pero más allá de ello, es interesante desentrañarla
más profundamente pues para los antiguos Griegos la concepción de la “belleza”
era trascendente pues esta significaba
la perfección, proporción y la armonía; la belleza en el mundo griego era muy
importante. Así el ciudadano griego tenía dos formas principales de concebir el “alma”, una
entendida como principio común a todos los seres vivos (plantas, animales,
hombres) y el alma entendida como principio de racionalidad, con carácter
divino e inmortal, exclusiva sólo del ser humano; traducida en el principio de
vida de todo ser humano.
Implica
que Pericles asoció al pedagogo con los más sublimes conceptos de esa
civilización. Con ello queda ampliamente
demostrada la importancia otorgada a la labor pedagógica que llevan a cabo los maestros. Enseñanza que cada
día cobra mayor significado pues el ser humano y la civilización evoluciona sin
lugar a dudas, gracias a su educación, pero es el maestro, docente, profesor,
guía o cualquiera sea la denominación que queramos asignarle el que con su
esfuerzo, amor a su profesión embellece la almas de quienes están bajo su
responsabilidad y más aún con cada una de esas almas, también crece la suya.
En
este sentido, en la profesión docente más que en cualquier otra, la ética;
entendida desde el bien común relacionado con la moral que norma el
comportamiento humano, es eje transversal en todo su accionar. Asumiendo una
labor tan sublime como es la de embellecer el alma, los maestros poseemos una
responsabilidad que tiende necesariamente en convertirse en un acto de amor y
cada maestro debe concientizar todos los días ese rol que le corresponde
desarrollar. Para ello es indispensable ir más allá de su cotidianidad pues su
labor se ve cristalizada en la trascendencia.
Cada
etapa de la educación tiene sus objetivos sea primaria, media, universitaria o
postgrados se ocupa de seres humanos; algunas veces básicos, complejos, con
debilidades o fortalezas. Situándose en
cada caso en particular, el maestro siempre debe tener una estrategia para que
esos seres descubran, conozcan, analicen y posteriormente se transformen. Es
muy interesante observar, en el caso universitario, como llegan los estudiantes
del trayecto inicial y van evolucionando a los largo de sus estudios
convirtiéndose en profesionales.
En
mi experiencia personal, uno termina siendo para los estudiantes una
referencia, más allá de los salones de clase y de los contenidos programáticos
propiamente desarrollados pues se genera una relación de fraternidad.
Obviamente no se produce en todos los casos, con todos los estudiantes pero
tiende a suceder regularmente. Es allí donde debe quedar claro la ética en la
conducción de esas…. Almas.
Gumercinda
Hidalgo
10.637.918
Infografía
Perez Esclarin Antonio “Educar valores y el valor de educar” (2000)
© Javier
Echegoyen Olleta
Edición en papel:
Historia
de la Filosofía. Volumen 1: Filosofía Griega. Editorial Edinumen.
http://www.iifilologicas.unam.mx/nouatellus/uploads/volumenes/nt-30-1/elconceptodebelleza_30-1.pdf
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