martes, 27 de octubre de 2015


USTEDES EMBELLECEN EL ALMA DE LOS ATENIENSES


Pericles, Magistrado griego quien marcó el siglo V a.c.  en una ocasión reunió a todos los genios, artistas, hombres productivos de Atenas, una vez reunidos notó que faltaban los pedagogos y mandó a llamarlos. Cuando llegaron les dijo: faltaban ustedes que tienen la misión más importante de todas  la de transformar pues Ustedes embellecen el alma de los atenienses.

Esta parábola encierra un gran significado, en principio rinde honor a la alta labor que desempeñan los maestros pero más allá de ello, es interesante desentrañarla más profundamente pues para los antiguos Griegos la concepción de la “belleza” era  trascendente pues esta significaba la perfección, proporción y la armonía; la belleza en el mundo griego era muy importante. Así el ciudadano griego tenía dos formas  principales de concebir el “alma”, una entendida como principio común a todos los seres vivos (plantas, animales, hombres) y el alma entendida como principio de racionalidad, con carácter divino e inmortal, exclusiva sólo del ser humano; traducida en el principio de vida de todo ser humano.

Implica que Pericles asoció al pedagogo con los más sublimes conceptos de esa civilización.  Con ello queda ampliamente demostrada la importancia otorgada a la labor pedagógica que  llevan a cabo los maestros. Enseñanza que cada día cobra mayor significado pues el ser humano y la civilización evoluciona sin lugar a dudas, gracias a su educación, pero es el maestro, docente, profesor, guía o cualquiera sea la denominación que queramos asignarle el que con su esfuerzo, amor a su profesión embellece la almas de quienes están bajo su responsabilidad y más aún con cada una de esas almas, también crece la suya.

En este sentido, en la profesión docente más que en cualquier otra, la ética; entendida desde el bien común relacionado con la moral que norma el comportamiento humano, es eje transversal en todo su accionar. Asumiendo una labor tan sublime como es la de embellecer el alma, los maestros poseemos una responsabilidad que tiende necesariamente en convertirse en un acto de amor y cada maestro debe concientizar todos los días ese rol que le corresponde desarrollar. Para ello es indispensable ir más allá de su cotidianidad pues su labor se ve cristalizada en la trascendencia.

Cada etapa de la educación tiene sus objetivos sea primaria, media, universitaria o postgrados se ocupa de seres humanos; algunas veces básicos, complejos, con debilidades o fortalezas. Situándose  en cada caso en particular, el maestro siempre debe tener una estrategia para que esos seres descubran, conozcan, analicen y posteriormente se transformen. Es muy interesante observar, en el caso universitario, como llegan los estudiantes del trayecto inicial y van evolucionando a los largo de sus estudios convirtiéndose en profesionales.

En mi experiencia personal, uno termina siendo para los estudiantes una referencia, más allá de los salones de clase y de los contenidos programáticos propiamente desarrollados pues se genera una relación de fraternidad. Obviamente no se produce en todos los casos, con todos los estudiantes pero tiende a suceder regularmente. Es allí donde debe quedar claro la ética en la conducción de esas…. Almas.


Gumercinda Hidalgo
10.637.918







Infografía
Perez Esclarin Antonio “Educar valores y el valor de educar” (2000)


 © Javier Echegoyen Olleta
Edición en papel: 
Historia de la Filosofía. Volumen 1: Filosofía Griega. Editorial Edinumen. 

http://www.iifilologicas.unam.mx/nouatellus/uploads/volumenes/nt-30-1/elconceptodebelleza_30-1.pdf

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