EDUCANDO
EN TIEMPOS DE MODERNIDAD LIQUIDA
La
civilización desde el punto de vista filosófico ha pasado por
múltiples etapas, determinadas por las circunstancias cotidianas en
que se desarrolla, de allí que a través de los tiempos se ha
reflexionado sobre el Ser y el hacer humano. Hay aspectos internos
que se mantienen intactos porque corresponden a la esencia del ser,
no obstante los aspectos sociales determinan los modos de ver, hacer
y sentir del ser humano, por tanto al cambiar estos aspectos,
necesariamente se genera un ser humano distinto.
La
evolución de la humanidad da cuenta de ello desde la prehistoria,
donde la meta era sobrevivir, protegerse de los peligros externos y
conseguir alimentarse; pasando por todo el mundo antiguo, época de
esplendor en la que se produjeron grandes avances que se vieron
reflejados en su modo de vivir, no es fortuito los aportes
científicos y fundamentalmente filosóficos, que aún hoy siguen
vigente o bien fueron punto de partida para desarrollo posterior. En
los albores de la edad media la humanidad se vio determinada por una
dirección: el cristianismo, que se convirtió en el centro del mundo
(teocéntrico); en respuesta de ello surge el renacimiento, época
que se caracterizó por centrarse en el ser humano (antropocéntrico)
lo que da inicio a la denominada edad moderna cuyas características
se destaca por el aporte decidido en la ciencia y la tecnología,
esto cambia ostensiblemente los modos de vivir. Así los cambios no
paran, la humanidad se ve trazada por evoluciones substanciales, con
la revolución francesa y más aún con la revolución industrial que
efectivamente marca una radical y novedosa transformación pues con
ella nace el capitalismo, forma de existencia de los últimos
tiempos.
Con
este rápido paseo por las etapas de la historia, en la que hay
muchas y contradictorias visiones según los historiadores, queremos
demostrar que la visión del ser humano cambia con sus
circunstancias.
Pero
efectivamente en pleno siglo XXI la humanidad se enfrenta
comparativamente con condiciones de vida para el confort del cuerpo,
distintas absolutamente a sus antepasados históricos, obviamente
esta época se le presenta extraordinariamente más cómoda pues no
se enfrenta a los trabajos forzados de antaño, la tecnología se ha
dedicado a facilitar las cosas desde las macro (grandes industrias
para la producción) hasta las más cotidianas (electrodomésticos)
todo esto gracias a la revolución industrial y sus implicaciones en
el resto del sistema. Paralelamente esto le proporciona otros
asuntos, digamos filosóficos, que enfrentar.
Por
ello han surgido filósofos que interpretan esta realidad con
diferentes matices, en esta oportunidad nos centraremos en el
pensamiento de Zigmund Bauman filósofo, sociólogo y ensayista
polaco de origen judío, Premio Príncipe de Asturias de
comunicación y humanidades en 2010 compartido con el sociólogo
Alain Touraine. De Bauman vamos a considerar su pensamiento, pero
muy especialmente su obra “Modernidad Líquida” publicada en 2000
con posteriores ediciones.
Bauman
intenta interpretar el ser humano hoy, para ello usó una hermosa y
pedagógica metáfora: modernidad líquida
con la que pretende significar que hoy día la cotidianidad se
caracteriza por lo fluido, por lo cambiante, por el perpetuo
movimiento, por lo consumista y banal, por lo acomodaticia quizás
que resulta el relacionamiento humano en las diferentes esferas; para
ello establece un punto de comparación con la sociedad producto de
la revolución industrial/capitalismo, a la que denomina modernidad
sólida, metáfora también con la que identifica las tres décadas
posteriores a la segunda guerra mundial, de continuo y prospero
desarrollo donde el objetivo era el “estado de bienestar“
proporcionado por la acumulación de capitales, el logro de grandes
proyectos, entre otros. Esto precisamente luego provoca el
desenfrenado desarrollo tecnológico que genera a su vez consumismo;
lo que hoy define como modernidad líquida, incluso que ya pasó de
la fase ultralíquida a la gaseosa; aquí hay relación con lo que
Peter Sloterdijk filósofo alemán plantea en relación a su trilogía
“Esferas”.
Esta
etapa de lo fluido, se genera primordialmente a raíz del capitalismo
en su fase de consumismo, donde el ser no se define por lo que hace,
sino por lo que consume; esto arraigado en la extrema
individualización y la importancia del cuerpo y sus sensaciones, en
atención a proveerse los placeres “hoy” “ahora” la
supremacía del cuerpo, lo que también convierte el vínculo del
amor en algo fluido pues al romper las instituciones o los patrones
“sólidos”, el matrimonio tiene la misma suerte; el compromiso ya
no esta dado por “…hasta que la muerte los separe” sino más
bien, hasta que la relación satisfaga, por lo que también el amor
se convierte en un objeto de consumo pues las relaciones están
signadas por los beneficios que generan, por lo que siempre se esta
dispuesto a abandonar lealdades y relaciones duraderas, aquí se
demuestra que la esfera comercial lo filtra todo. De allí que
también se refiera a “desechos humanos” caracterizando a los
desempleados, que para la modernidad sólida era una reserva para el
trabajo activo y que en la modernidad líquida se convierte en
innecesaria, a la luz de la automatización de los procesos, ahora
manejados a través de sistemas informáticos; en este punto le resta
vigencia a la teoría crítica cuyo principal objetivo era defender
la autonomía humana, pues esta respondía a los procesos del
capitalismo sólido; ya que también considera que hoy estamos ante
la presencia de un capitalismo liviano. Caracteriza el capitalismo
sólido usando el ejemplo del fordismo, basado en los procesos y
sistemas generados por Henry Ford (industria automotriz), mundo de
reglas, rutinas, dirigidas por otros, el capitalismo liviano es más
amistoso con los consumidores precisamente para que sigan siendo
consumidores, este capitalismo lo ilustra con fortunas como la de
Bill Gates que no pretenden trascender en los tiempos pues responden
fundamentalmente a hechos circunstanciales.
Todas
estas premisas se mueven entre la emancipación y la
individualización. Siendo la emancipación un proceso de aparente
libertad de elección del ser humano, que en época del consumismo se
ve reducido al campo de elección del objeto consumido, no del
consumo en sí; para que esto sea así necesariamente debe estar
acompañado de la individualización lo que a su vez enfrenta el SER
a sus miedos en el binomio seguridad-libertad.
En
la obra de Bauman hay un planteamiento por demás interesante en
torno a la globalización, lo que denomina “Reglas globales” ,
pues con el desarrollo global del capital, las relaciones de poder
han variado, el poder está siendo manejado por las multinacionales
que detentan el capital en detrimento de los estados-nación, los
gobiernos se convierten en servidores de los intereses capitalistas y
los que no ceden a estas presiones son sometidos a escarmientos que
le pueden acarrear graves consecuencias, estos capitales buscan en el
común de los casos dictaminar las reglas amparadas en la libertad
del mercado (neoliberalismo), por tanto los estados que pretenden
proteger su población ante estos son objeto de sanciones
internacionales. Esto genera mucha incertidumbre, lo que es más,
Bauman piensa que el capitalismo es mutante y aunque en ocasiones
parezca a punto de desvanecerse predice que se transformará y
retomará sus fuerzas, por lo que no es un sistema que caducará en
poco tiempo.
Además
profundiza en torno a los conceptos de nacionalismo y patriotismo,
considerando nacionalismo como una manera de excluir dado que “….
No es como nosotros” lo que con solo un pequeño repaso de la
historia podemos constatar, ha generado movimientos terribles
amparados en el nacionalismo, visiones ampliamente sesgadas. En este
mismo orden de ideas esta lo comunitario, concebido en los tiempos
líquidos como una manera de aislamiento hacia espacios más
tranquilos pues hoy los peligros están dentro de las ciudades, a
diferencia de las ciudades de antaño. La individualización
contradice lo comunitario, o más bien, se reclasifica lo
comunitario.
Estamos
reflexionando sobre procesos de cambio de 50 años e incluso menos,
por lo que de algún modo las instituciones irremediablemente
involucradas en esos cambios aún tardan en reaccionar; pero estamos
ante la presencia de nuevas formas de hacer las cosas, Bauman se
plantea la desaparición del Estado como esta concebido hoy pues cada
vez detenta menos poder ante los poderes globales, incluso percibe
que son organizaciones de carácter civil las que van a asumir las
competencias que hoy tiene el Estado; es cada vez más común poner
en tela de juicio la idoneidad no sólo de las instituciones del
Estado, sino también el resto de las instituciones que han marcado
el modus vivendi de la modernidad sólida: trabajo,
matrimonio-familia, entre otras. Actualmente el trabajo se percibe
como una experiencia cambiante y no sólo para conseguir el sustento;
así el binomio matrimonio-familia no es la premisa de vida de
décadas atrás pues son cada vez más las personas que huyen del
compromiso que esta representa, estableciendo otra forma de vida.
Vale destacar que Bauman solo pretende describir una realidad,
nuestra realidad actual.
Bauman
también hace referencia en su obra a la educación en la modernidad
líquida cuando efectivamente tenemos por ejemplo el gran maestro en
la web, maestro al que se le pregunta más veces que al de la
academia. Ahora bien, la educación tanto informal como la
formal-académica al ser un proceso que incide en el ser humano y
este a su vez en la sociedad, necesita estudiar, analizar y procesar
los planteamientos de Bauman para interpretar el ser humano de hoy,
adaptar los sistemas y procesos educativos para poder incidir en esta
realidad.
Efectivamente
el binomio docente- estudiante en cualquiera de sus niveles, tiene a
su disposición los adelantos tecnológicos, las incertidumbres y los
miedos que le presenta la modernidad líquida; pero además el
sistema educativo como tal debe revisarse profundamente de cara a
esta realidad, para que pueda ajustarse a esos cambios y darle
respuesta a los mismos. La educación como hecho social no esta
aislada, muy por el contrario representa esos cambios y esta llamada
a ser la vanguardia en los mismos.
Hoy
la educación debe tener en cuenta que se ocupa de un ser que siente
de manera cada vez más individual cuyos valores también parten de
lo que ‘me satisface’ y que por tanto están sujetos a esa
ética, enseñar-aprender para contribuir con ese Ser o para hacerlo
distinto, el reto permanente que se plantea la educación: dejarse
llevar o construir un nuevo destino? Para ello es fundamental un
docente preparado, permanentemente actualizado para que actúe desde
el conocimiento y no solo a través de la intuición; así también
se requiere de currículos e instituciones que respondan a esta
realidad.
Desde
el pensamiento de Bauman la educación tiene tres grandes retos:
Armonizar
la relación maestro-alumno.
Tratar
con la ingente cantidad de información.
Convivir
con la tiranía del momento.
El
maestro, como guía del proceso tiene la responsabilidad de manejar
la situación, en primera instancia las relaciones pedagógicas se
plantean diametralmente distintas, hoy más que antes se debe partir
de las teorías de aprendizaje para establecer procesos que enamoren
a los estudiantes, desde sus particularidades; eso implica el fin de
la educación meramente conductista, establecer concluyentemente la
educación basada en el constructivismo y orientada cada vez más al
conectivismo. La información, adecuada o no, es el pan diario por lo
que esa información debe tenerla el maestro para tratarla, manejarla
y usarla en sus propósitos educativos, muchos filósofos levantan
las consignas de un adiós a la verdad, esto debido a la relatividad
de hechos y circunstancias, efectivamente hoy todo se juzga, de todo
se duda, por lo que las verdades universales están en entredicho,
nos encontramos ante ‘verdades fluidas’, ante este ir y venir de
información se requiere de un docente que conduzca en el
discernimiento y procesamiento de esa información; ello contempla la
necesidad del ‘aprendizaje permanente’ debido a lo cambiante de
la sociedad.
La
instantaneidad de la modernidad líquida dificulta la proyección a
largo plazo y la educación es un proceso cuyos resultados se
aprecian a largo plazo, por lo que el reto de convivir con la tiranía
del momento no se resume en salir ileso del enfrentamiento diario,
sino más bien en proyectar un futuro distinto con los elementos del
momento.
Para
Bauman la función de la universidad es fomentar la emancipación de
los estudiantes proporcionándoles las habilidades y conocimientos,
así como establecer un nexo de unión con la sociedad adulta y más
explícitamente con el mundo empresarial.
Para
la realidad nuestra, además de esto, la universidad debe formar a un
ciudadano, con el sentido social que esta denominación implica, que
sea capaz de resistirse al consumismo y se plantee la emancipación
productiva y tecnológica para contribuir verdaderamente al mundo
multipolar, construyendo sociedades más autosustentables. Se dice
sencillo pero es casi un ideal en un mundo cada vez más facilista,
instantáneo y globalizado. No obstante los que participamos en el
sistema educativo, a sabiendas que es una tarea titánica contra
grandes monstruos, apelamos al poder de la conciencia y el instinto
de sobrevivencia.
Gumercinda
Hidalgo
C.I.
10.637.918